Un elixir carmesí: De la oscuridad del mito a la luz de la ciencia.

 


La sangre, fluido vital y símbolo ancestral, ha fascinado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Elemento de rituales, protagonista de mitos y objeto de estudio científico, su presencia en la cultura y la historia es tan grande como su importancia biológica. Este artículo explora las múltiples facetas de la sangre, desvelando su papel en la literatura, la criminalística, la medicina y la fe.

La sangre en la noche: El vampirismo, de la literatura a la crónica negra

El vampirismo, esa figura seductora y terrorífica que se alimenta de la sangre, encuentra sus raíces en el folclore de diversas culturas, con figuras como el upir eslavo o el vrykolakas griego. No obstante, su consolidación como arquetipo literario se debe a obras que definieron sus contornos. Un punto crucial en esta evolución es "El Vampiro" (1819) de John Polidori. Este breve relato, a menudo eclipsado por la obra de Bram Stoker, es fundamental por ser el primero en presentar al vampiro como un ser aristocrático, seductor y sofisticado, en lugar de la bestia grotesca del folclore. La creación del personaje Lord Ruthven, que reflejaba la personalidad de Lord Byron, le costó a Polidori un acoso constante por parte del poeta. Este tormento y la inestabilidad de su vida condujeron al trágico suicidio de Polidori a los 25 años.


La figura femenina en el vampirismo ha sido particularmente interesante y compleja. A diferencia del vampiro masculino, que a menudo encarna el poder y la dominación, la vampiresa suele representar una sensualidad peligrosa y una independencia transgresora. Mitos ancestrales como el de Lilith, la primera esposa de Adán que se convirtió en un demonio que acecha a los recién nacidos, o las Lamias de la mitología griega, seres mitad mujer, mitad serpiente, que devoraban a los niños, marcan el inicio de esta asociación entre la mujer y la sangre letal. Personajes como Carmilla, de J. Sheridan Le Fanu, o las vampiras de Anne Rice, exploran la feminidad en su versión más letal y seductora, desafiando las convenciones sociales de su época. Estas figuras femeninas a menudo utilizan su belleza como arma, reflejando el poder que la sangre, al ser extraída, otorga.


(El mito de Lilith) 


(Ejemplo de Lamia de la mitología Griega.) 


(Ejemplar con ilustraciones de "Carmilla".

La fascinación por el vampirismo ha traspasado las páginas de la ficción para manifestarse en la vida real, en casos de crónica negra que a menudo revelan trastornos psicológicos. Un ejemplo escalofriante es el de Richard Chase, conocido como el "Vampiro de Sacramento". Este asesino en serie de la década de 1970 cometía crímenes macabros y bebía la sangre de sus víctimas, convencido de que así evitaba que su sangre se convirtiera en polvo. Estos casos de vampirismo clínico, a diferencia de la mitología, no buscan la inmortalidad, sino que son manifestaciones extremas de patologías mentales.

Otro caso trágico es el Crimen de Gádor, en la provincia de Almería, ocurrido el 11 de agosto de 1910. Un curandero y un grupo de personas con creencias supersticiosas secuestraron y asesinaron a un niño para extraerle la sangre y la grasa. Creían que estos componentes tenían propiedades curativas para la tuberculosis de un enfermo, un acto que refleja la oscura y mortal conexión entre la superstición y la sangre.



La revolución médica: El descubrimiento de la transfusión sanguínea

Mientras la literatura exploraba la sangre como símbolo de muerte, la ciencia se enfocaba en su papel como fuente de vida. La historia de la transfusión sanguínea es un relato de fracasos y éxitos, marcado por una profunda ignorancia inicial. A pesar de los primeros y trágicos intentos en el siglo XVII, con transfusiones de animales a humanos que terminaron en desastre. El avance real no se produjo hasta que la ciencia comprendió la complejidad del fluido.

El punto decisivo se alcanzó a principios del siglo XX con el trabajo de Karl Landsteiner, quien en 1901 descubrió la existencia de los grupos sanguíneos A, B y O. Este hallazgo, por el que recibió el Premio Nobel, fue un punto de inflexión, ya que permitió por primera vez realizar transfusiones compatibles y seguras. El posterior descubrimiento del grupo AB y del factor Rh perfeccionó el proceso, allanando el camino para la medicina transfusional moderna y salvando incontables vidas en guerras y hospitales.


(Imagen de Karl Landsteiner)


El elixir de la juventud: De la sangre a los factores de crecimiento

La búsqueda de la inmortalidad a través de la sangre, tema central en el vampirismo, ha encontrado un eco inesperado en la medicina estética actual. El Plasma Rico en Plaquetas (PRP), conocido coloquialmente como "vampire facial", utiliza la propia sangre del paciente para rejuvenecer la piel. Este tratamiento consiste en extraer sangre, aislar las plaquetas (células ricas en factores de crecimiento) y reinyectarlas en la piel. Estos factores de crecimiento estimulan la producción de colágeno y elastina, mejorando la textura, la luminosidad y la firmeza de la piel.


(Demostración de un "Vampire facial")

Este uso moderno de la sangre evoca de manera inquietante el argumento de la película de 2024, La Sustancia. En el filme, un producto promete una versión más joven y bella de uno mismo. La película plantea un dilema moral y ético sobre el rejuvenecimiento y los sacrificios que estamos dispuestos a hacer por la belleza. A diferencia de la ficción, donde el proceso es externo y tiene consecuencias nefastas, el PRP utiliza la propia biología del individuo. La sangre, en este contexto, no es un elixir mágico, sino un bioestimulador científicamente probado. La comparación resalta la delgada línea entre la fantasía de la juventud eterna y la realidad de los tratamientos médicos.


















Sangre y fe: El milagro eucarístico de Buenos Aires

Este para mí es el caso más curioso aunque haya que echar mano de la fé. Más allá de la ciencia y la ficción, la sangre ha ocupado un lugar sagrado en la fe. En 1996, en la Iglesia de Santa María de Buenos Aires, tuvo lugar un acontecimiento que conmovió a la comunidad católica. Una hostia consagrada que había sido descartada se transformó, según el relato, en tejido y sangre. El análisis científico posterior, solicitado por las autoridades eclesiásticas, arrojó un resultado asombroso: los restos correspondían a tejido de un corazón humano, con ADN. Los científicos afirmaron que la sangre contenía glóbulos blancos que indicaban que el tejido estaba vivo en el momento del análisis. Aunque la Iglesia lo ha interpretado como un milagro eucarístico, este evento subraya la profunda conexión que la sangre tiene con la fe y el cuerpo místico, uniendo lo material y lo espiritual de una manera que desafía la razón. Y si fuera poco asombroso ya el hallazgo, resulta que el adn de la sangre correspondía a un hombre de unos treinta años y además coincidía con los restos de la Sábana Santa de Turín. 


(Imagen de la hostia después de ser analizada)

En este viaje de la sangre, desde el mito del vampiro hasta el milagro de Buenos Aires, nos recuerda su dualidad: es símbolo de muerte y de vida, de terror y de sanación, de pecado y de redención. Su estudio y su significado continúan fascinando, revelando las complejidades de nuestra propia humanidad y sobretodo nos recuerda el mundo que queda por descubrir.


Gara lacaba Toledo 

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